Las indicaciones para el uso estético de la fosfatidilcolina son limitadas y se restringen a pequeños depósitos de adiposidad localizada, en pacientes con peso ideal o con sobrepeso leve, y es conveniente complementar el tratamiento con dieta y actividad fisica.
La técnica de aplicación es la infiltración subcutánea mediante la cual la sustancia es inyectada directamente en la grasa. Al penetrar en el tejido adiposo, la fosfatidilcolina interactúa en la membrana celular, produciendo orificios en ella con la consecuente destrucción del tejido graso sólido tratado, que una vez disuelto se vuelve más soluble. Esto permite que luego, el mismo organismo la absorba y la elimine en forma natural en pequeñas cantidades por las deposiciones y especialmente a través de la orina.